Alrededor de 20.000 manifestantes salieron a las calles de Palma, la capital de Mallorca, en una manifestación masiva contra el turismo de masas.
En la manifestación del domingo se exigieron cambiar el modelo turístico que, según los manifestantes, está perjudicando a la isla española del Mediterráneo.
Bajo el lema «Cambiemos la tendencia y pongamos límites al turismo», los manifestantes formaron un mar de banderas y pancartas de colores brillantes mientras recorrían las calles más visitadas de la ciudad. La manifestación es la última de una ola de protestas contra el turismo de masas en España.
«Vuestro lujo, nuestra miseria», decía una tarjeta. En otro cartel se lee: «No es el miedo al turismo, son las cifras: 1.232.014 habitantes, 18 millones de turistas».
Las protestas fueron convocadas por alrededor de 80 organizaciones y grupos comunitarios que pedían límites al exceso de turismo en las tres principales islas Baleares: Mallorca, Menorca e Ibiza.
Dicen que el modelo actual de turismo ha sobrecargado los servicios públicos, dañando los recursos naturales y dificultando el acceso local a la vivienda.
Los organizadores afirmaron que a la manifestación asistieron 50.000 personas; Las estimaciones de la policía sitúan el número más cerca de los 20.000 participantes.
El año pasado, 17,8 millones de personas procedentes de la España peninsular y del extranjero visitaron las Islas Baleares. Este año se espera que el número de visitantes sea aún mayor.
A finales de mayo se produjeron protestas masivas en las tres islas principales del archipiélago, durante las cuales varios miles de manifestantes salieron a las calles para exigir medidas para frenar el exceso de turismo bajo el lema «Nuestras islas no están en venta».
«Desde el punto de vista práctico, se trata de una actividad económica legítima. Pero como actividad económica, al final debería regularse como los hoteles», afirmó el arquitecto y urbanista José María Esciaca, que declaró a la televisión pública TVE que los pisos de alquiler turístico requieren Según él, la aprobación de las asociaciones de vecinos.
«Deben ser los propietarios locales quienes establezcan las reglas del juego y decidan si determinadas formas son aceptables o no», afirmó.
Manuel de la Calle, experto en turismo y negocios, dijo que un impuesto al turismo podría ser parte de la solución.
«Ésta es una de las posibles soluciones que se pueden poner en marcha. No reducirá el flujo turístico, pero sí generará recursos que se pueden canalizar hacia la gestión turística u otras formas de ayudar a la población local», dijo a TVE.
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