Las autoridades penitenciarias españolas sacrificaron a un hombre que disparó e hirió a cuatro personas en diciembre y luego fue herido por disparos de la policía, lo que lo paralizó y rogó que lo dejaran morir mientras esperaba el juicio.
Los tribunales permitieron la muerte asistida del hombre luego de que las víctimas rechazaran varias apelaciones, argumentando que debería enfrentar la justicia. El caso llegó a la Corte Constitucional, que se negó a escucharlo, diciendo que no violaba los derechos fundamentales.
España legalizó la eutanasia hace un año. Antes de eso, ayudar e incitar al final de la vida de alguien se castigaba con hasta 10 años de prisión. Según el diario El País, en el año de entrada en vigor de la ley, el 25 de junio de 2021, al menos 172 personas ejercieron su derecho a la muerte asistida.
Marin Eugen Sabau, de 46 años, mató a tiros a tres de sus colegas en la empresa de seguridad donde trabajaba en la ciudad nororiental de Tarragona y luego hirió a un policía cuando escapaba.
Después de atrincherarse en una casa con un alijo de armas, una unidad táctica de la policía irrumpió en el edificio y disparó a Saba varias veces.
Quedó tetrapléjico, con una pierna amputada, y las lesiones le causaron un dolor crónico, que dijo que no se podía tratar con analgésicos debido a su debilitado estado y que hacía insoportable su presencia.
En vista de estas circunstancias, el tribunal de Tarakona dictaminó que era un derecho fundamental de Sabah solicitar la eutanasia.
Funcionarios penitenciarios confirmaron la muerte de Saba el martes, informó la agencia de noticias española EFE.
Los funcionarios de la cárcel no estuvieron disponibles para hacer comentarios y el abogado de Saba se negó a comentar.
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