La declaración dada en el tribunal nacional de España marcó la primera vez que se escuchó a la internacional española dar su propio relato de los acontecimientos de la Copa Mundial Femenina.
La española Jenni Hermoso dijo que su imagen quedó empañada tras un beso no solicitado del expresidente Luis Rubiales, y el delantero dijo que «nadie me defendió».
El fútbol español se sumió en el caos después de que el expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) besara a Hermoso en los labios mientras la selección femenina recogía sus históricas medallas de ganadora tras vencer a Inglaterra por 1-0 en el Mundial femenino.
Rubiales, quien renunció como presidente de la RFEF en septiembre, enfrenta cargos de agresión sexual por el beso y cargos de coerción por acusaciones de que presionó a Hermoso y su familia para defenderse.
A principios de este mes, Rubiales continuó alegando su inocencia ante el tribunal nacional de España, insistiendo en que fue consensual, en medio de una investigación sobre su presunto beso con Hermozo.
Sin embargo, en una declaración presentada ante la Fiscalía a principios de septiembre y difundida este lunes por la cadena empresarial Telecinco, Hermoso afirmó que su imagen había quedado empañada y que «claramente se sentía irrespetado» como jugador y como persona. «Como empleado de esa federación, nadie me protegió», afirmó.
El informe representa la primera vez que Hermoso cuenta los acontecimientos posteriores a la final de la Copa Mundial Femenina en sus propias palabras.
Hermoso, de 33 años, abrazó a Rubiales y describió: «Lo logramos», mientras Rubiales le atribuía la victoria, le ponía las manos en la cabeza y la besaba en los labios. Dijo que no recordaba nada más.
«No me esperaba eso», dijo en su declaración. «No hice nada para llegar a esa situación… ¿Cómo puedes esperar eso para ganar una medalla en una final de la Copa del Mundo?»
El delantero se quebró e intentó describir la presión como «tener que salir de Madrid para evitar esa presión». Hermoso recordó inmediatamente lo sucedido en el Estadio de Australia a las compañeras españolas Alexia Butellas e Irene Paredes, pero tuvo cuidado de no hacer nada que le robara el protagonismo.
Alegó que antes de que el equipo abandonara el estadio, funcionarios de la RFEF se acercaron a él y le pidieron que firmara un comunicado de prensa para los medios mundiales indicando que el beso era mutuo. «No dije una palabra en ese discurso», dice. «Me sentí obligado otra vez».
Hermoso fue cuestionado en un vídeo que luego trascendió en el que aparecen sus compañeros bromeando sobre el beso. El futbolista respondió que «no puede ponerse a llorar en el rincón» por miedo a arruinar las celebraciones.
También alegó que Rubiales, de 33 años, se le acercó en el avión y le rogó que apareciera en un video con él para sus dos hijas llorando.
La transmisión del lunes por la noche se produjo pocas horas antes de que el ex seleccionador español Jorge Vilda compareciera ante un juez para escuchar su papel en cualquier coerción contra Hermoso.
Wilda negó haber intentado coaccionar a Hermoso y dijo que no vio el beso porque estaba al final de la fila recibiendo las medallas de los ganadores. Sin embargo, Vilda admitió que habló con el hermano de Hermoso en el vuelo de Sídney a Madrid al percatarse del malestar del delantero.
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