A pesar de las intervenciones macroeconómicas, los flujos de transacciones transfronterizas entre España y México han seguido brindando oportunidades a inversores y contratistas.
En un mercado difícil de fusiones y adquisiciones, el flujo de acuerdos entre México y España continúa brindando oportunidades para los negociadores en ambas jurisdicciones.
Ambos mercados han enfrentado desafíos en los últimos 12 meses, con el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y Europa frenando el apetito por el riesgo y, en ambas jurisdicciones, aumentando los costos de capital.
En España, el valor total de los acuerdos de fusiones y adquisiciones cayó un 24,6% interanual a 41.400 millones de dólares en 2023, un mínimo de 18 años. mercado de fusiones. En México, la actividad de fusiones y adquisiciones también disminuyó de 16.500 millones de dólares en 2022 a 8.800 millones de dólares en 2023.
Conexiones fuertes
Los vínculos históricos, culturales y lingüísticos compartidos por los dos países han asegurado que la vía del tratado entre México y España siga siendo resistente incluso durante agitaciones políticas y macroeconómicas.
Los negociadores en México y España valoran la diversificación que ofrecen otros mercados, con fuertes vínculos en los sectores bancario, infraestructura, energía, agricultura, bienes raíces y turismo y ocio.
España representa casi el 14% de la inversión extranjera directa (IED) en México, lo que lo convierte en el segundo mayor inversor transfronterizo del país, sólo detrás de Estados Unidos, según el Informe sobre Inversiones Mundiales 2023 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
El crecimiento relativamente fuerte del PIB en México –con una expansión promedio del PIB del 2,18% anual entre 1994-2023, mientras que España experimentó un crecimiento promedio anual del PIB del 1,99% entre 1996-2023– ha confirmado el interés de los inversores españoles a largo plazo en el mercado. Más recientemente, este interés se ha visto eclipsado por una tendencia hacia las «amistades», en la que los gobiernos y las empresas se centran en las cadenas de suministro y las relaciones comerciales centrales en países con los que históricamente han tenido fuertes vínculos.
Se espera que México, vecino de Estados Unidos, la mayor economía del mundo, obtenga beneficios económicos a largo plazo de la «amistad» y la «proximidad», según la agencia calificadora Fitch. Los inversores españoles han tomado nota y México sirve ahora como un importante puesto de posicionamiento estratégico para los grupos españoles con ambiciones de crecer en el mercado estadounidense.
Las relaciones comerciales continúan a través de ciclos políticos
La inversión española en México no estuvo exenta de desafíos. En los últimos años, la administración mexicana ha restringido la inversión empresarial procedente de España en favor de la inversión nacional de empresas y negocios locales.
Los planes para nacionalizar algunas industrias, particularmente el sector energético, han generado alarma entre los inversores. Por ejemplo, en abril de 2023, el grupo español de servicios públicos Iberdrola vendió la mayoría de sus activos energéticos mexicanos en una venta de 6 mil millones de dólares a un fondo administrado por Mexico Infrastructure Partners, respaldado por el estado. Por el Estado.
Sin embargo, la transacción se considera un caso atípico y los grupos españoles son partes interesadas clave en las operaciones de carreteras e infraestructuras.
Por ejemplo, la empresa española de infraestructura y energía Acciona sigue desempeñando un papel clave en los sectores de gestión de energía y agua de México y ha desempeñado un papel influyente en la promoción del sector de energía limpia, obteniendo contratos para suministrar energía renovable a empresas. Además, el operador aeroportuario Ena, con sede en Madrid, opera 12 aeropuertos en México. Y en el sector de servicios financieros, los bancos españoles BBVA y Santander son el mayor y el tercer banco más grande de México, respectivamente, según Statista.
Las relaciones comerciales entre España y México han perdurado a lo largo de varios ciclos políticos, a medida que los inversores españoles se han adaptado a los cambios en las políticas y la administración del gobierno mexicano. Tras las elecciones generales celebradas en México en junio de este año, hay esperanzas de que se modere la política de inversión transfronteriza.
Un mercado español maduro atrae capital mexicano
En términos de inversión saliente de México a España, las perspectivas para 2024 son positivas, ya que las empresas mexicanas y las personas de alto patrimonio neto ven oportunidades para ampliar sus carteras en el maduro mercado español.
Los fuertes vínculos entre los dos países han convertido a España en una opción natural para la expansión internacional y la diversificación hacia Europa. Según la Cámara de Comercio de España en México (Gamescom), más de 500 empresas mexicanas han establecido negocios en España, invirtiendo en total más de 30.000 millones de euros.
Los inversores mexicanos han desplegado capital en diversos sectores de la economía española, siendo el inmobiliario y el hotelero uno de los más atractivos. De acuerdo a BloombergSegún datos de IED del gobierno de Madrid, los inversores mexicanos han invertido más de 700 millones de euros en los sectores inmobiliario y de la construcción de España desde 2020. El interés en bienes raíces y oportunidades comerciales ha aumentado desde la pandemia y los inversionistas mexicanos financian nuevos desarrollos inmobiliarios en vecinos más ricos. . Se pueden observar tendencias similares en el sector hotelero, con el operador inmobiliario mexicano RLH Properties construyendo su presencia en España para fortalecer su posición como actor global en el segmento de propiedades de lujo.
Otras industrias en España también han experimentado un fuerte interés desde México. Por ejemplo, la empresa cerámica mexicana Grupo Lamosa anunció la adquisición de la española Baltocer en una operación que podría alcanzar hasta 425 millones de euros. Para Lamosa, el acuerdo establece su posición en Europa y abre oportunidades de crecimiento y diversificación en la región.
A medida que las tasas de interés en ambos lados del Atlántico se estabilicen y las empresas e inversionistas vuelvan a centrar su atención en el crecimiento, el corredor hispano-mexicano, que ha demostrado resistencia a través de la incertidumbre macroeconómica en los últimos dos años, está preparado para fortalecerse aún más.
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